Dentro de los retos que se le presentan a las universidades públicas se encuentra el de atender con eficiencia los requerimientos de conocimientos de las sociedades en que se encuentran inmersas.

En alianza estratégica con AsoVAC y en apoyo a sus programas orientados a profesores de segundo y tercer nivel educativo para atender la deficiente formación de los estudiantes de educación media en las áreas de la ciencia y fomentar en los niños de educación básica el interés por la Ciencia,

“Una imagen vale más que mil palabras”, y si se trata de una imagen mental… ¡mejor aún!, puesto que nos facilita la aprehensión de modelos explicativos de problemas complejos (1).

A menudo topamos con quejas sobre las investigaciones que se realizan en las universidades y el hecho de que no ayudan a resolver los problemas de las sociedades donde se encuentran inmersas.

En una nota reciente, referida a los títulos que muestran algunas investigaciones universitarias, anunciaba que dedicaría un escrito posterior a: “Las actitudes hacia la investigación… responsables también por el fenómeno de las alianzas entre investigadores “que hablan el mismo idioma” para reunirse en equipos de investigación.

Una de las consecuencias que más llama mi atención  de la tendencia autoritaria y la motivación al poder en nuestra sociedad es la de los títulos de las investigaciones científicas que se adelantan en los ámbitos académicos.