Editorial
Participación y colaboración, claves para generar conocimiento sobre problemas sociales complejos
Luis A. Ordóñez V. (*)
lordonezv@interconectados.org
En su libro “La conquista social de la Tierra”, Edward O. Wilson abunda sobre las fuerzas creativas en los humanos arrancando desde los precursores del homo sapiens, quienes ya formaban grupos bien organizados que competían entre sí por territorio y otros recursos escasos, llegando este proceso evolutivo a consecuencias tales como la inevitable guerra entre los requerimientos del grupo y las consecuencias de la selección individual (honor, virtud y deber vs. egoísmo, cobardía e hipocresía, según el autor). Con estos antecedentes le es fácil al autor reconocer el tribalismo como un rasgo humano fundamental, siempre distinguiéndolo del individualismo.
No es de extrañar entonces que, al observar sociedades humanas avanzadas, no ya al nivel de bandas de cazadores, o sociedades jefaturadas por individuos o élites poderosas, sino de Estados centralizados con burocracias permanentes, vemos la permanente necesidad de manejar el conflicto latente entre las personalidades individualistas y los grupos colaborativos, y el manejo de las relaciones entre estos grupos. Si consideramos que este proceso de avanzar desde bandas igualitarias, hasta cacicazgos para finalmente llegar a Estados, ha ocurrido por evolución cultural, que no por evolución genética (demasiado corto tiempo para esto último) podemos empezar a visualizar cómo es posible mejorar la colaboración entre seres humanos dando la necesaria libertad para las expresiones individuales de sus integrantes. Y ese es el reto que debe asumir la ciencia a la hora de generar conocimiento sobre los complejos problemas sociales que se presentan en la sociedad.
Ya hace muchos años, en 1676 para ser exactos, Isaac Newton expresó la frase, repetida tantas veces de “si he visto más lejos que otros, es por pararme en hombros de gigantes” la cual, aunque no original (1) refleja perfectamente la importancia de basarse en la bibliografía previamente publicada a la hora de analizar una situación problemática. Pero esto no es suficiente; nos referimos a aprender a colaborar con el entorno cuando vamos a estudiar problemas complejos, no solo con otros científicos con diferente formación, sino con los involucrados en los fenómenos que queremos estudiar. En términos sociales, a tomar en cuenta lo expresado por Gaventa a la hora de realizar investigaciones que involucren ciudadanos: puede haber investigación sobre la gente, para la gente, con la gente y de la gente.
Los problemas complejos solo son susceptibles de soluciones complejas, y para entenderlos es necesario abordarlos desde visiones interdisciplinarias y transdisciplinarias, todo lo cual va en contra de la percepción tradicional que tenemos del investigador como alguien brillante que trabaja en soledad. Pero esto requiere no solo de cambios que surjan espontáneamente de los investigadores, sino de los estímulos y acicates que desarrolle la misma sociedad para estimular el estudio de sus problemas. Necesitamos muchos Premios Longitud (2) en nuestro medio. Así, no solo el gobierno nacional, sino los gobiernos regionales y locales, las asociaciones de productores, las comunidades de vecinos deberían poder contribuir a desarrollar el conocimiento para resolver sus problemas. ¿O es que todavía nos encontramos al nivel de los cacicazgos, esperando que algún jefe decida lo que se debe investigar? En otras palabras, el colocar la investigación (generación de conocimiento) al servicio de la sociedad, no es solo tarea de los científicos, lo es de toda la sociedad trabajando colaborativamente. ¿Sabemos hacerlo?
(*) Presidente de la Fundación Interconectados
Noticias de InterConectados
Por décima ocasión, este mes la Fundación Interconectados organiza el Foro Invertido. La fecha sincrónica del evento es 16 y 17 de noviembre, pero las ponencias siguen siendo una fuente muy importante y útil respecto a la movilización del conocimiento, así que pueden encontrarlas aquí.
Infoteca
La primera conferencia sobre la libertad académica en las Américas tuvo lugar en la Universidad de Monterrey, en conjunto con las organizaciones @ScholarsAtRisk y @uOttawaHRREC, y contó con la participación de académicos, investigadores y estudiantes de la región para tratar su relación con principios democráticos y desarrollo científico y tecnológico así como casos detallados de atentados contra la misma. La aprobación de los principios interamericanos sobre Libertad Académica y Autonomía Universitaria es un paso para su implementación y la consecuente superación de retos, mediante la difusión de su contenido en los docentes de educación superior. La libertad académica es un tema tratado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y en tal sentido publicó un documento, ratificado en la conferencia.
Los investigadores se siguen reuniendo y buscando soluciones. Los coordinadores del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de Venezuela fueron convocados por la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, para tratar sobre los problemas de financiamiento de las universidades. Para más detalles pueden verlo por aquí.
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La Universidad Latinoamericana en Transformación: Desafíos y Perspectivas de la Formación Continua
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Y nos vamos de Ciencia Ciudadana (Carta a Humberto Ruiz sobre la Ciencia Ciudadana en la universidad venezolana del futuro)