Ciencia Ciudadana y Capital Social. Tejiendo redes de vínculos desde el conocimiento
Soc. María Angelina Rodríguez Gallad
Las líneas que corresponden a este papel de trabajo contienen el resumen a ser presentado en el Foro Invertido 2024 que organiza la Fundación Interconectados, centrando el tema de interés de esta iniciativa sobre la Ciencia Ciudadana, que me permito vincularlo con la perspectiva teórica de Capital Social, destacando dos aspectos fundamentales: el conocimiento y las redes de vínculos que se construyen y fortalecen en la medida en que se avance con los proyectos de investigación en comunidades y con la participación voluntaria y consciente de los ciudadanos, todo ello en un ambiente democrático, descentralizado, donde se colocan de relieve la formación ciudadana.
El trabajo está organizado en tres puntos que enuncio a continuación: 1. “La crisis humanitaria compleja: desafíos para las ciencias”, desde el cual se identifica el contexto de la Venezuela actual. 2. “Hablemos de Ciencia Ciudadana y Capital Social, donde se trabajan los dos conceptos para comprender la relación de la producción de conocimientos con la formación de redes sociales y el fortalecimiento de los vínculos ciudadanos. 3. “Algunas acciones necesarias para el desarrollo de la Ciencia Ciudadana y el fortalecimiento del Capital Social”. Cierro con una propuesta de diseño y organización del Observatorio de Ciencia Ciudadana y Capital Social como espacio interactivo, de debate y análisis. Es un tema abierto, inacabado, que invita a continuar estudiando e investigando, para avanzar y contribuir con el impulso de iniciativas institucionales, académicas y comunitarias de investigación y desarrollo.
- La crisis humanitaria compleja: desafíos para las ciencias
En el contexto venezolano actual los problemas políticos, económicos, sociales y de servicios, afectan las condiciones de vida de la población y acentúa los niveles de vulnerabilidad social. El problema educativo nacional se mantiene como una de las dimensiones que se registran en los niveles de pobreza de la población. En la novena edición de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida. ENCOVI 2023, si bien se aprecia una leve recuperación de la cobertura escolar de la población entre 3 a 24 años de edad (66%), con respecto a los años 2021 y 2022, se observa todavía una importante demanda potencial aún no satisfecha, y un 40% de la población escolarizada que presenta una asistencia irregular, donde se destaca la falta de los docentes (inasistencia, bajos salarios, diáspora), falta de comida en el hogar y fallas en los servicios públicos como electricidad, agua y transporte. En este mismo orden, el Informe de Seguimiento a la Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela (HumVenezuela 2023), muestra niveles considerables de desescolarización del país: el 61% de la población con necesidad básicas insatisfechas está fuera de la educación básica o en riesgo de abandono, con necesidades críticas 38% fuera de la escuela o con asistencia irregular, y con necesidades severas el 34,7% fuera de la escuela con importantes déficits alimentario. Un dato de interés que reporta ENCOVI es que el índice general de vulnerabilidad ha bajado en el año 2023 y consideran que se ha estabilizado. Sin embargo, el mayor índice de vulnerabilidad moderada o severa se concentra en la población más pobre, y se mantienen niveles altos de pobreza multidimensional que mide educación, salud, empleo, vivienda, servicios e ingresos, que supera el 50%, lo que coloca en riesgo de exclusión del sistema educativo a la población más vulnerable.
Dos datos importantes para destacar en tanto inciden en las condiciones de estudios, los aprendizajes, el interés y el valor del conocimiento. De acuerdo con lo que se indica en el informe ENCOVI 2023, entre el 30 y 34% de la población desde los 12 a los 24 años no quiso seguir estudiante por cuanto el ambiente escolar no los motiva y entre un 13 y 25% no le parece de utilidad lo que está aprendiendo. A ello se suma, el nivel de acompañamiento pedagógico en el hogar, contrario a lo que podría ser como un espacio de estímulo para el estudio, la información muestra las limitaciones y carencias, además del poco apoyo de los docentes y orientación a las familias. En este orden y de acuerdo con lo expresado en el informe citado de ENCOVI, el 51% de la población encuestada requiere de acceso a dispositivos electrónicos y 54% acceso a internet, lo que evidencia la precaria cobertura de los servicios de conectividad que debe tomarse en cuenta para el desarrollo de políticas y proyectos de investigación que se esperan realizar con participación de las comunidades.
Los indicadores referidos demuestran cómo la crisis socioeconómica afecta la capacidad de escolarización en poblaciones que requieren de formación para mejorar sus condiciones de vida, para el desarrollo del país y el avance de las ciencias.
A lo anterior se suman los niveles de conflictividad social expresados en manifestaciones ciudadanas bajo distintas modalidades (marchas, concentraciones, cierre de calles o avenidas, actividades culturales y creativas diversas, entre otras). Para el 2023 se registraron 6956 protestas en todo el territorio nacional, de las cuales el 59% se concentraron en derechos laborales, según el informe del Observatorio de Conflictividad Social. 2023. Podemos resumir las protestas por las siguientes categorías: exigencias ciudadanas por salarios y pensiones dignas, servicios básicos de calidad (electricidad, agua potable, vivienda, gas doméstico, comunicaciones, recolección de desechos sólidos, vialidad y alumbrado público), así como protestas por los derechos civiles y políticos.
Ante la situación descrita que pone de relieve un ambiente adverso y minado de dificultades, el sector académico se enfrenta al enorme desafío de reconocer la crisis que afecta al sector educativo que pone en riesgo la producción de conocimiento. En tal sentido, corresponde innovar desde el encuentro disciplinar y acercar las ciencias a los saberes, intereses y experiencias de las comunidades locales, donde se identifiquen carencias, necesidades, y al mismo tiempo, potencialidades y recursos intangibles, que puedan contribuir al desarrollo de proyectos orientados a fortalecer los vínculos y comprender el entorno donde se desenvuelven. Se trata de abrir el conocimiento hacia nuevos espacios sociales y formar redes de relaciones centradas en la confianza, la reciprocidad, la asociatividad y la participación, en la búsqueda de iniciativas creativas e innovadoras orientadas a recuperar el valor que tiene el conocimiento científico para el desarrollo personal, familiar y social comunitario. Estos aspectos se analizan desde la Ciencia Ciudadana y el Capital Social.
- Hablemos de Ciencia Ciudadana y Capital Social
Capital Social y Ciencia Ciudadana son dos conceptos incorporados en los debates de las ciencias básicas, naturales, tecnológicas y aplicadas, sociales y humanas, en las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo. Se han ido enriqueciendo con estudios, investigaciones, y con las diversas perspectivas teóricas y metodológicas de abordaje y comprensión de fenómenos y situaciones concretas. Ambos términos podemos conjugarlos como un binomio que articulan atributos y condiciones para contribuir con el desarrollo de la ciencia, el desarrollo social comunitario y la formación de ciudadanía activa y responsable, en tiempos donde las tecnologías de la comunicación y de la información intervienen en los distintos ámbitos de la vida social, para lo cual destacamos el uso de herramientas de interconectividad, con base en premisas colaborativas y ciudadanas, de construcción de redes de intercambio y apoyo social.
Ambos términos tienen en común que son bienes públicos intangibles como el conocimiento y los atributos como la confianza, reciprocidad, red de vínculos, la conciencia cívica, los valores, la solidaridad, la cooperación, que generan beneficios materiales y simbólicos, al tiempo que aumentan o crecen en la medida en que más se aplican. Como lo expresa James Coleman (2001), sociólogo norteamericano que analiza el Capital Social como un bien público, en tanto beneficia no sólo a quienes lo generan sino también a aquellos que no participan de su producción, pero hacen vida en el entorno social donde ello ocurre, concepto extensible a Ciencia Ciudadana en tanto es un medio abierto para la participación voluntaria e intencionada de los ciudadanos en proyectos de investigación y para promover la cultura científica en comunidades (Oltra et al, 2022).
En tal sentido, reconocemos la Ciencia Ciudadana concepto que se ha ido desarrollando fundamentalmente a partir de la segunda mitad de la década del 90 del siglo pasado, como la oportunidad para la democratización del conocimiento, con el desarrollo de proyectos de investigación que trascienden las fronteras de los ámbitos académicos convencionales y promuevan la participación de distintos sectores sociales: investigadores, docentes, estudiantes, familias, organizaciones, trabajadores, ciudadanos interesados en incorporarse en los proyectos de investigación y comprometidos con la producción de conocimientos científicos que contribuya a una mayor comprensión del entorno natural, social, cultural, ambiental.
Ahora bien, es importante destacar que para realizar proyectos de investigación en un espacio social específico con el propósito de llevar la formación y el aprendizaje de la ciencia fuera de las aulas convencionales, es imperativo que la población potencial a incorporarse encuentre sentido al tema en su cotidianidad, desde iniciativas innovadoras, creativas, que trasciendan los métodos pedagógicos tradicionales de enseñanza de la investigación, manteniendo y resaltando la importancia del uso del lenguaje disciplinar y las representaciones específicas, para ofrecer de manera más atractiva y segura el desarrollo de competencias de investigación en los sujetos que participen en los proyectos (observación, recolección de datos, análisis de datos, argumentación, comunicación, colaboración) y, de igual manera, promover el valor del conocimiento científico para el desarrollo personal, social y comunitario.
De lo expuesto podemos decir que para el desarrollo de la Ciencia Ciudadana que traslada el conocimiento, la producción y formación científica a espacios sociales comunitarios, el sujeto social es actor esencial, que encuentra en la participación directa en proyectos de investigación la posibilidad de conocer, comprender, explicar, argumentar, sobre los fenómenos que se estudien en el entorno donde se desenvuelven, con aportes desde la definición, la recolección de datos e información, el procesamiento e incluso en la identificación de propuestas y soluciones según la naturaleza del proyecto en el cual participe.
Al incorporar en la producción de conocimiento científico a los miembros de comunidades (estudiantes, familias, trabajadores, jubilados) donde se realicen proyectos de investigación con mayor alcance geográfico y ampliando las capacidades para la recopilación de información, sin duda, se movilizan los activos intangibles presentes y potenciales. Es por ello, que la Ciencia Ciudadana como enfoque colaborativo de investigación contribuye con el fortalecimiento de los atributos objetivos y subjetivos que se estudian desde la teoría de Capital Social, en especial, la red de vínculos, la confianza que desde el desarrollo del conocimiento se genera, las relaciones de reciprocidad y colaborativas, la participación y el nivel de compromiso cívico, todo ello como base para impulsar el conocimiento significativo y empoderar a los participantes en los proyectos, valorando sus conocimientos del entorno así como los aportes en la producción científica y en la construcción de soluciones para la comunidad. Pierre Bourdieu (2001) sociólogo francés que conceptualizó el término capital social, destaca la importancia del fortalecer las redes de vínculos que deben ser perdurables, para lo que se requiere de “inversión social”, que contribuya a mantener las relaciones sociales y, con ello, el desarrollo de las sociedades.
En suma, el capital social, tema que ha cobrado fuerza en las ciencias sociales desde la década de los 80 del pasado siglo, se refiere a la importancia de las relaciones sociales como base para el desarrollo social, económico, político y cultural, donde el conocimiento y los aportes de las ciencias naturales, sociales, económicas y humanas, alcanzan un lugar destacado en la construcción colectiva de acciones y soluciones a situaciones concretas en distintos ámbitos de la vida social. (Rodriguez, 2011). A partir del conocimiento se estrechan vínculos y se construyen redes sociales entre investigadores y ciudadanos participantes, instituciones académicas e instituciones sociales, fortaleciendo la civilidad y los valores democráticos, tolerancia, respeto, reconocimiento del otro, sentido de pertenencia, solidaridad, colaboración y libertad de elección y expresión. Como lo expresa Putnam (1994) en el desarrollo económico y social con rostro humano “el civismo importa”.
En definitiva, el conocimiento y la participación ciudadana en los proyectos de investigación representan una oportunidad insoslayable para la inversión en tiempo y esfuerzo, que fortalezca el tejido social y favorezca los niveles de cooperación, apoyos, la capacidad de asociación y la confianza en los procesos y resultados de los proyectos de investigación disciplinares o multidisciplinares, en los cuales participan los ciudadanos y en la interacción con los investigadores y científicos que coordinan los proyectos.
- Algunas acciones necesarias para el desarrollo de la Ciencia Ciudadana y el fortalecimiento del Capital Social
Las ciencias y con ella los profesionales de las distintas disciplinas que se dedican a la investigación en el contexto de la globalización, donde predomina la interconectividad, la comunicación en tiempo real y el uso de las tecnologías para generar iniciativas interactivas, encuentran en ambientes descentralizados y abiertos, la posibilidad de crear nuevas formas de producir conocimientos.
En tal sentido, poner en práctica proyectos de investigación para el desarrollo de la ciencia en espacios comunitarios, pasa por propiciar y generar cambios del paradigma convencional de la producción de conocimientos científicos desde las diversas disciplinas que ocupan el campo de las ciencias básicas (matemáticas y lógica), naturales (física, química, biología, geología), tecnológicas y aplicadas (ingenierías, computación, telecomunicaciones, biotecnología, ciencias de la salud, ciencias del agro y del mar), sociales (sociología, psicología, antropología, economía, comunicación) y humanas (filosofía, letras, artes, historia).
Con base en lo expuesto, podemos decir que los proyectos de investigación cuando se abren a nuevas realidades para su ejecución, dejan de ser exclusivos de científicos y especialistas en áreas de conocimiento, no solo por cuanto se pueden desarrollar desde perspectivas interdisciplinarias y multidisciplinarias, sino que también permite la participación activa, voluntaria y consciente, de nuevos sujetos sociales que, desde sus predios, se incorporan en varias etapas de la investigación y se forman en las competencias esenciales para adquirir nuevos conocimientos y encontrar respuestas a interrogantes y situaciones que se generar en el entorno donde se desenvuelven.
Para alcanzar tales propósitos de generar proyectos de investigación en comunidades y propiciar el interés ciudadano por las ciencias, al tiempo de fortalecer los vínculos que hagan posible construir redes de colaboración para la participación en los proyectos y fortalecer los compromisos y la ciudadanía en un ambiente democrático, se requiere desarrollar algunas acciones necesarias:
- Reconocer las condiciones sociales y económicas que enfrentan las familias y con ellas, los jóvenes, que deben dedicar sus tiempos y esfuerzos en subsistir ante las precariedades de ingresos económicos, de servicios básicos y de acceso a los servicios sociales fundamentales como la educación y la salud. Es importante, atender las limitaciones del acceso y conocimiento de las tecnologías de la información y la comunicación, así como los dispositivos electrónicos y los servicios que le surten conectividad, como medio fundamentales para el registro y procesamiento de la información.
- Identificar junto con los miembros de la comunidad, situaciones, temas, objetos de estudio, que sean de interés y agreguen valor para el desarrollo personal de los que participen en los proyectos y para la propia comunidad. Acercarse a la comunidad con una idea de proyecto o con una investigación definida es un punto de partida importante, pero al mismo tiempo debe permitir el diálogo con los participantes potenciales del proyecto para identificar aquellos atributos, saberes, dominio del entorno y experiencias, que faciliten la puesta en práctica de los proyectos de investigación.
- Identificar y reconocer las redes vínculos de cercanías o de intermediación, que prevalecen en los espacios donde se espera realizar las investigaciones, con el fin de garantizar que la participación en la producción de conocimientos contribuya con el fortalecimiento de la conciencia ciudadana y el comportamiento cívico, necesarios para el logro de resultados, que aporten beneficios materiales y simbólicos a los que participan y al resto de la comunidad. Una población formada, que valore el conocimiento científico para su vida y su cotidianidad, es una oportunidad para que los aprendizajes recobren su importancia en un ambiente colaborativo, de intercambio y de fortalecimiento de las redes de relaciones sociales.
Cierro estas reflexiones con la propuesta que he ido desarrollando sobre el diseño y organización del Observatorio de Ciencia Ciudadana y Capital Social, concebido como una repositorio virtual, abierto, multidisciplinario, en el cual se registren iniciativas de ciencia ciudadana y se analicen los indicadores de capital social que los proyectos de investigación generan en las comunidades o en los espacios sociales donde se desarrollan. Se trata de ofrecer un espacio permanente de encuentro, diálogo, debate, análisis de datos, relatos y experiencias, en el que participen investigadores, académicos, profesionales, organizaciones, y ciudadanos activos en los proyectos de investigación, y contribuir con propuestas que orienten la formulación de políticas públicas en las áreas de las ciencias y las tecnologías y desarrollo social comunitario. El observatorio registrará las dimensiones, variables e indicadores de capital social a partir de la incorporación de las experiencias de ciencia ciudadana, para mostrar las redes de vínculos que se forman a la luz de los aportes, compromisos y responsabilidades, de cada uno de los participantes en el proceso de producción de conocimiento científico.
Referencias
- Bourdieu, P. (2001) El Capital Social, Apuntes provisionales. Zona Abierta 94/95. Capital Social. Editorial Pablo Iglesias. Madrid, España
- Coleman, J. (2001) ”Capital Social y Creación del Capital Humano”. Zona Abierta 94/95. Capital Social. Editorial Pablo Iglesias. Madrid, España
- HumVenezuela, (2023). Informe de Seguimiento a la Emergencia Humanitaria Complejo en Venezuela, noviembre 2023. Disponible en: https://humvenezuela.com/wp-content/uploads/2024/01/Informe-de-Seguimiento-de-la-EHC-HumVenezuela-Noviembre-2023-2.pdf
- Observatorio Venezolano de Conflictividad Social OVCS, 2023. Venezuela Informe Anual 2023. Disponible en www.observatoriodeconflictos.org.ve
- Oltra, A. Pera, J. Ferrando, L. (2022). Breve guía sobre Ciencia Ciudadana. CSIC. Vicepresidencia Adjunta de Cultura Científica. Gobierno de España. Disponible en https://www.csic.es/sites/default/files/2023-06/guia_ciencia_ciudadana_csic_2022.pdf
- Putnam, R. (1994). Para hacer que la democracia funcione. La experiencia italiana en descentralización administrativa. Editorial Galac. Venezuela.
- Rodríguez G, M.A (2011). Construcción de Indicadores para el Análisis de la Formación de Capital Social desde el Servicio Comunitario de la Educación Superior en Venezuela. Revista@serviciocomunitario. Facultad de Ciencias. Universidad Central de Venezuela. Volumen 1. N° 1. Marzo 2011.
Disponible en: http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_scfc/article/view/632
- UCAB (2023). Encuesta Nacional de Condiciones de Vida. ENCOVI 2023. Disponible en: https://www.proyectoencovi.com/
José María Rodríguez
noviembre 5, 2024Excelente ponencia. La felicito profesora. Asimismo, considero su propuesta muy pertinente. Cuente conmigo para lo que pueda serle útil.
José María Rodríguez, Ph.D.
Ottawa, Canadá
1.613.890.9432 (WhatsApp)
Cuando guste compartimos ideas sobre el tema:
https://drive.google.com/drive/folders/1ylk2yRPsvkO0YLE_YCRmoTInqQDfL4s8?usp=sharing
Paul Esqueda
noviembre 8, 2024Muchas gracias profesora María Angelina Rodríguez por su contribución. Me parece sumamente pertinente la formacion de un “Observatorio de Ciencia Ciudadana y Capital Social como espacio interactivo, de debate y análisis.”