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Boletín InterConectados julio 2025

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Editorial

¿Por qué no ayudamos? Barreras al altruismo y el reto de colaborar en Venezuela

En un país donde los retos sociales, económicos y educativos son tan urgentes como múltiples, cabría pensar que la colaboración debería surgir de forma natural. Sin embargo, en muchas ocasiones no es así. ¿Por qué, si todos estamos afectados, cuesta tanto sumarse a iniciativas colaborativas? ¿Qué detiene la participación activa en espacios como Interconectados, que promueven el conocimiento compartido para el desarrollo? 

Para entenderlo, probablemente valga la pena considerar no sólo las razones por las que las personas ayudan, sino también los factores —conscientes o no— que las llevan a no hacerlo. Porque para promover la colaboración, primero necesitamos comprender las barreras que la frenan.

¿Qué impide colaborar? Una mirada desde la ciencia 

  1. Sobrecarga y agotamiento

Cuando las personas viven bajo constante presión económica, emocional o física, su energía disponible para comprometerse con causas colectivas disminuye. Es lo que algunos investigadores llaman «fatiga de la compasión» o simplemente agotamiento cívico (Figley, 1995; Bloom, 2017). 

  1. Desconfianza institucional

En contextos donde las estructuras sociales han fallado repetidamente, se debilita la fe en que colaborar sirva para algo. La duda no siempre es hacia la causa, sino hacia los resultados: «¿Valdrá la pena? ¿No será en vano?». Esta falta de confianza social ha sido ampliamente documentada en estudios sobre capital social (Putnam, 2000). 

  1. Falta de claridad sobre cómo ayudar

Muchas personas estarían dispuestas a colaborar si supieran de forma concreta cómo hacerlo. La ambigüedad sobre los canales de participación o el impacto de su aporte puede paralizar la acción. Según Bandura (1997), la autoeficacia —la creencia de que uno puede generar un cambio— es clave para pasar de la intención a la acción. 

  1. Individualismo defensivo

En escenarios de crisis, es común que las personas adopten una lógica de supervivencia individual. «Yo me resuelvo lo mío» puede ser una respuesta legítima al caos, pero dificulta el surgimiento de vínculos cooperativos. Este fenómeno ha sido abordado por Bauman (2001) en su análisis de la «modernidad líquida» y la fragmentación del lazo social. 

  1. Falta de visibilidad del beneficio compartido

Cuando el beneficio de colaborar no es inmediato ni personal, la motivación tiende a diluirse. En muchos casos, no se percibe cómo una acción colectiva puede mejorar la vida de todos, incluida la propia. El trabajo de Olson (1965) sobre la lógica de la acción colectiva advierte que los bienes públicos requieren incentivos visibles para ser sostenidos.  

Las teorías del altruismo: una oportunidad para comprendernos 

A pesar de estas barreras, la ciencia nos recuerda que la colaboración no es imposible. Existen diversas teorías que explican por qué las personas sí ayudan. Entenderlas, podrían ayudarnos a contrarrestar las barreras y a incentivar la participación: 

  • Desde la evolución: Según la teoría de la selección de parentesco (Hamilton, 1964) y el altruismo recíproco (Trivers, 1971), ayudamos porque esto ha favorecido la supervivencia de nuestros grupos a lo largo de la historia. Ayudar a familiares o aliados estratégicos aumenta la probabilidad de que nuestros genes —o nuestros recursos— se perpetúen. 
  • Desde la empatía: La hipótesis de la empatía-altruismo (Batson, 1991) sostiene que cuando sentimos compasión por otro, surge un impulso genuino de ayudar, incluso sin esperar nada a cambio. La empatía activa zonas cerebrales relacionadas con el dolor propio, como la ínsula anterior y la corteza cingulada. 
  • Desde la cultura: Las normas sociales influyen poderosamente en el comportamiento altruista. Aprendemos desde pequeños que ayudar «es lo correcto». Henrich y Henrich (2007) explican cómo las culturas moldean el grado en que se espera la cooperación y cómo se sanciona su ausencia. 
  • Desde la neurociencia: Estudios de neuroimagen (Moll et al., 2006) han demostrado que ayudar activa el sistema de recompensa cerebral, en particular el estriado ventral. Es decir, ayudar puede producir placer y un sentido profundo de propósito. 

Estas motivaciones siguen allí, incluso si están dormidas o desorientadas por la realidad que nos rodea. Reactivarlas es parte del trabajo que debemos hacer. 

¿Cómo desbloquear la colaboración? 

  • Haciendo visible el impacto de cada acción, por pequeña que sea. 
  • Generando confianza a través de procesos abiertos, medibles y humanos. 
  • Traduciendo las oportunidades de colaboración en invitaciones claras, concretas y realistas
  • Acompañando a las personas desde la empatía y no desde la culpa.

InterConectados: una plataforma para reconstruir confianza

Interconectados trabaja para tender puentes entre conocimiento y acción. Desde sus Foros Invertidos hasta sus Cursos Abiertos Masivos en Línea (Camel) y proyectos de ciencia ciudadana, ofrece espacios donde colaborar no es un ideal abstracto, sino una práctica posible. 

La invitación no es a hacerlo todo, sino a hacer algo. Lo que cada uno pueda. Porque en medio de las dificultades, crear red sigue siendo una de las formas más potentes de resistir, construir y transformar.  

La pregunta ya no es sólo por qué ayudamos, sino por qué dejamos de hacerlo. Tal vez, si entendemos las razones de la distancia, podamos volver a acercarnos. Colaborar no es un acto heroico: es un gesto humano que se fortalece cuando nos reconocemos en el otro y decidimos caminar juntos. 

Interconectados se convierte entonces, en una forma de resistencia. 

Referencias 

  • Bauman, Z. (2001). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica. 
  • Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. Freeman. 
  • Batson, C. D. (1991). The altruism question: Toward a social-psychological answer. Erlbaum. 
  • Bloom, P. (2017). Against empathy: The case for rational compassion. Ecco. 
  • Figley, C. R. (1995). Compassion fatigue: Coping with secondary traumatic stress disorder in those who treat the traumatized. Brunner/Mazel. 
  • Hamilton, W. D. (1964). The genetical evolution of social behaviour. Journal of Theoretical Biology
  • Henrich, J., & Henrich, N. (2007). Why humans cooperate: A cultural and evolutionary explanation. Oxford University Press. 
  • Moll, J., et al. (2006). Human fronto–mesolimbic networks guide decisions about charitable donation. PNAS
  • Olson, M. (1965). The Logic of Collective Action. Harvard University Press. 
  • Putnam, R. D. (2000). Bowling alone: The collapse and revival of American community. Simon & Schuster. 
  • Trivers, R. (1971). The evolution of reciprocal altruism. Quarterly Review of Biology

 

Normativa para presentar ponencias en el Foro Invertido

En el marco de la LXXV Convención Anual de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia AsoVAC-, se realizará el XIII Foro Invertido de la Fundación Interconectados. En tal sentido nos dirigimos a usted, investigador o profesional, a que nos contacte para preparar las sesiones y el cronograma de desarrollo del foro.

Es bueno señalar una vez más que hay una fase asincrónica (ver por ejemplo), para que los interesados y el público puedan ver las ponencias por youtube y el día de las sesiones del foro se discuta el tema con unos conocimientos previos. También tenemos una normativa, con detalles sobre el número de palabras, forma de presentación y otros, que puede conocer aquí.

 

A continuación, el cronograma tentativo del evento:

 

Actividad Fecha importante
Inicio de inscripciones 25 de julio-31 de agosto
Envío resumen de ponencia 1 al 30 de septiembre
Envío carta de aceptación 7 de octubre
Recepción de presentaciones

en youtube

28 de octubre
Programa definitivo 5 de noviembre
Fase asincrónica 9 al 24 de noviembre
Reunión sincrónica 25-28 de noviembre

 

Noticias de Interconectados 

La Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia –AsoVAC– ya definió la fecha para celebrar su 75° Convención Anual: entre los días 25 al 28 de noviembre de este año. El evento tendrá su versión presencial en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, núcleo Instituto Pedagógico de Caracas. La convención desde 1950, ininterrumpidamente, busca cumplir  “con el objetivo de estimular y reconocer a los científicos, jóvenes y aquellos con más experiencia, que se mantienen activos en el país y merecen un espacio para divulgar los resultados de la investigación que realizan con recursos cada vez más escasos”. Desde 2013, también es el escenario para nuestro Foro Invertido en carácter virtual y asincrónico.

Tres adolescentes venezolanos conquistaron el primer lugar en un concurso de robótica, en el marco de la Cumbre Mundial de la Inteligencia Artificial para el Bien, impulsada por la Organización de Naciones Unidas. Manuel Makencie, David Rosario y Hassan Hammoud, entre 14 y 15 años y estudiantes del colegio Guayamurí, de La Asunción, en la isla de Margarita, diseñaron robots para trabajar eficientemente en situaciones de terremotos. Ahora se preparan para los Olímpicos de Robótica en Singapur.

La IV Conferencia de la Coalición por la Libertad Académica de las Américas (Claa) ya definió su fecha para su evento anual y será el 21 de octubre, en la sede de la Universidad de Monterrey (Udem). Ante la definición de “las universidades como espacios para la investigación crítica, el debate, la búsqueda de la verdad y la protección de la democracia es más vital —y más vulnerable— que nunca” la libertad académica. Entre los factores que la amenazan están la censura, injerencia política o violencia contra académicos y estudiantes.

Entre boletines

Sobre el Foro Invertido de este año, invitamos a través de un artículo en la Bitácora a exponer ideas para un tema central de nuestro principal evento movilizador del conocimiento, en sus fases sincrónica y asincrónica. La idea es contar con el apoyo de los lectores para generar una idea para el tema principal, a partir de una propuesta donde la inteligencia artificial y su influencia en la educación es protagonista. Se aceptan comentarios en su sección correspondiente.

Infoteca

La colaboración entre los académicos y de ellos con otros sectores es un tema de interés permanente en InterConectados. En esta entrada se citan otras referentes a colaboración e investigación colaborativa, base para el altruismo. La colaboración permite a individuos con diferentes habilidades unir esfuerzos para lograr objetivos que individualmente serían imposibles.

Edición: Leonardo Picón. Equipo de apoyo: Zuly Del Fiaco,  Luis Ordóñez, Fernando Díaz, Alberto Castellano(✟)

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2 comentarios

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José G. Álvarez-Cornett

La falta de colaboración en Venezuela no sólo se debe a nuestra situación actual sino que tiene raíces históricas. En mi ensayo ‘Todos somos bardos: problema y solución’ cito a AUP:
https://chegoyo.com/ensayos/todos-somos-bardos/

«El individualismo del venezolano tiene su origen en las grandes matazones y atrocidades de las guerras de Independencia y Federal del siglo XIX. Es en gran parte un producto de los miedos, la soledad y la angustia de no tener a nadie a quien recurrir, de solo contar con uno mismo, para proteger a la familia de toda esa violencia. Como bien lo dice, Arturo Uslar Pietri, luego de la Guerra Federal: ‘Toda forma de organización estable y hasta el mismo sentimiento de pertenecer a una colectividad, a una clase o a un grupo desapareció para dejar el puesto a un individualismo salvaje y agresivo’. Este individualismo que perdura hasta nuestro días es un contexto que se transmite de generación a generación a través del lenguaje.»

Otros elementos históricos que dificultan la colaboración y la participación los mencioné en el ensayo ‘Sísifo somos todos’ https://chegoyo.com/ensayos/sisifo-somos-todos/

-Nuestra ausencia de sentido histórico
-Nuestro contexto social es poco profundo.
-No hemos asumido como pueblo nuestra mezcla de raza

En ese ensayo dejé varias extensas citas de Manuel Barroso, Isaac J. Pardo, J. M. Briceño Guerrero, César Zumeta y Mario Biriceño Iragorry.

”Esta Tierra de Gracia”, refiriéndose al Siglo XVI venezolano, Isaac J. Pardo dijo: “ El Siglo XVI venezolano es una ebullición vehemente, y el hecho más transcendental de semejante bullir será la conjunción de tres grupos humanos de muy diversos caracteres y muy diferentes acervos culturales. Físicamente unidos, pero espiritualmente pugnaces, blancos, indios y negros proyectarán su existir sobre el mundo exterior para crear una manera de vida nueva para todos. Porque desde el momento mismo en que se reúnen sobre la Tierra de Gracia, blancos, indios y negros comienzan una vida diferente de la habían llevado hasta entonces.”

En ‘Autoestima del Venezolano’ Manuel Barroso dice que «Venezuela está en crisis desde su nacimiento. La lleva en su sangre. Bastaría repasar su historia: caudillos, matanzas, atraso, ignorancia, miseria, violencia….Un siglo después, es cierto que hemos crecido en algunas dimensiones pero en lo esencial, el pueblo sigue enfermo, pobre, ignorante y además engañado y desesperanzado.

Actualmente, en la democracia, la crisis persiste y se acentúa. Y tiene un sentido trágico. Hemos perdido el camino, la pasión y la dignidad. Caminamos mirando hacia atrás. Durante estos treinta años, hemos ensayado una nueva forma y los resultados son mediocres: crisis de las personas, de las conciencias de valores, de dignidad. Está en crisis el sentido y destino de las instituciones, sus objetivos y su misión. Está en crisis la justicia. Y cuando la justicia está herida el corazón mismo de la democracia está enfermo y la libertada en peligro.”

Y en estos tiempos en el siglo XXI, cuando la clase profesional venezolana, en especial los maestros y profesores universitarios, está atribulada y pasando hambre, cada quien anda por su lado buscando el pan o la salud o la vía de escape del infierno rojo.

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Rosibel Grisanti

Muy interesante la reflexión de esta editorial, que propone desbloquear la colaboración frente a la apatía existente. En especial me llamó la atención la última propuesta: «Acompañando a las personas desde la empatía y no desde la culpa». Eso me hizo recordar una frase que me decía mi director espiritual, «piensa en para qué pasó esto, y no te quedes en el porqué». Y de esta suerte, siempre hallaba algo positivo en lo que sucedía, así fuese doloroso, algún beneficio, algo bueno para crecer o corregir. Y así salía de la culpa, para buscar qué de bueno se podía encontrar en lo que nos sucedía, para mejorar.
En tal sentido, pienso que el pueblo venezolano tiene esa tendencia positiva a la empatía. Así, por ejemplo, nuestros médicos son añorados por quienes han emigrado, por su empatía. Quizá nuestra historia como país latinoamericano, con ese mestizaje que nos caracteriza, sea la fuente de esa empatía. Y aquí recuerdo a mi muy amado padre, recientemente fallecido, quien siempre se refería a esa raza cósmica de la que habló Vasconcelos, que llama a la esperanza en nuestro pueblo. Es labor de todos, en especial de los educadores, ayudar a desbloquear la colaboración en nuestra sociedad.

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