Sign up with your email address to be the first to know about new products, VIP offers, blog features & more.

XI Foro Invertido de Interconectados. Sesión 2. Las visiones hacia el interior de la propia universidad, Ponencia 4, La cultura de formación permanente del profesorado y su imbricación en la universidad. Emilda Ceballos-Zuly del Fiaco

LA CULTURA DE FORMACIÓN PERMANENTE DEL PROFESORADO Y SU IMBRICACIÓN EN LA UNIVERSIDAD

Dra. Emilda Ceballos

Dra. Zuly Del Fiaco

La universidad actual y futura enfrenta desafíos en un mundo incierto y complejo, por lo que la UNESCO (2022) recomendó cambios y transformaciones en las Instituciones de Educación Superior (IES) para abordar problemas globales y los propios de su organización. Una reinvención que depende directamente del profesorado y administradores de las IES e indirectamente de los estudiantes y la sociedad; al tratarse del profesorado, conviene la promoción de una cultura de formación permanente, entendida como un conjunto de valores, creencias y prácticas que fomentan el aprendizaje continuo y el desarrollo profesional. Cultura esencial para la profesión docente y que permite asumir un compromiso con la actualización continua y la participación en programas de formación permanente, lo cual  permite tener un profesorado capaz de generar acciones con actitud positiva ante los cambios del entorno, resolver problemas, enriquecer los procesos de aprendizaje con tecnologías, colaborar, actualizar disciplinas, dialogar interdisciplinariamente, innovar e inventar para mejorar la calidad del aprendizaje, la investigación y la construcción del conocimiento.

Estas acciones impactan positivamente la calidad de la educación universitaria, sus egresados y contribuyen al progreso social. En este contexto, la universidad debe reconocer que está siendo influenciada por la necesidad social de un aprendizaje continuo debido a los cambios derivados de la dinámica social y por ello, la generación de una cultura de formación permanente es fundamental en este momento histórico en que la universidad sigue siendo reconocida por la sociedad y al asumir que la formación permanente es la columna vertebral de la misma, también se cree que puede ser parte de las soluciones  demandadas por la sociedad. Honoré (2000), aborda la formación desde los problemas derivados de la práctica, enfocándose en el sentido personal de la formación influenciado por circunstancias externas o contextuales, de manera que la formación permanente se presenta como una resistencia a la “obsolescencia”, buscando superar lo conocido e innovar. Esta premisa es fundamental, ya que el conocimiento también es afectado por la obsolescencia, lo que genera la necesidad de procesos de actualización profesional.

En consecuencia, la docencia, investigación, extensión y pertinencia social deben responder al momento histórico, considerando los rápidos cambios en el conocimiento y el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación, donde las universidades tienen un rol crucial en la implementación de una cultura de formación permanente, liderando estos procesos como política institucional y reconociendo su función social. En tal sentido, la formación debe permitir integrar equilibradamente lo conceptual e informativo con lo práctico y situacional, generando espacios para el pensamiento creativo y promoviendo la “libertad académica”. Ya, Díaz Negrín (2015) ha sugerido que la universidad debería basar su política de formación permanente en aspectos como: formación centrada en el lugar de trabajo, formación para la innovación, formación desde la reflexión, formación autónoma del profesorado, formación para liderar y formación para enfrentar retos.

Al internalizar que la formación permanente del profesorado universitario es un proceso continuo y sistemático, el cual abarca variados temas como habilidades comunicativas, facilitación de procesos de aprendizaje, pensamiento crítico, competencias investigativas y tecnológicas, entre otros, es necesario considerar que  implementar una cultura de formación requiere flexibilidad y adaptación a las necesidades individuales y sociales, así la implementación debe incluir un marco institucional de apoyo, detección de necesidades, elaboración de planes de formación, oferta de estrategias formativas variadas, creación de espacios para la colaboración e intercambio de experiencias, y valoración de los procesos de formación.

Palabras Clave: Cultura de Formación Permanente- Universidad- 

Referencias

Díaz Negrín, M. (2015). La formación permanente del profesorado: análisis y sentido

Revista de investigaciones y experiencias en Ciencias de la Educación

Nº 23 (2014) pp. 53-62

 

Honoré, B. (1980). Para una teoría de la formación. Dinámica de la formatividad (Trad. de Ma. Teresa Palacios). Madrid. España. Narcea. Recuperado de https://es.scribd.com/doc/162108398/Honore-Para-una-teoria-de-la-formacion

 

UNESCO. (2022). Más allá de los límites. Nuevas Formas de Reinventar la Educación Superior [3era Conferencia Mundial de Educación Superior]. https://tinyurl.com/2japsuge

Aún no hay comentarios.

¿Qué opina?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.