El mundo-de-vida del venezolano: investigación y universidad
Jesús Alexander Flores Ramírez 1
La Universidad que Venezuela heredó se construyó desde la tradición europea, eso que hoy por hoy, llamamos occidente. En esa tradición que cruzó los mares se construyó el conocimiento que ha servido para el desarrollo del país en diversos campos de la ciencia y de la sociedad. El positivismo fue la corriente epistemológica en la que tuvo sus cimientos mucho del saber de nuestra universidad venezolana; sin duda, le debemos gran parte de los avances que se hicieron en nuestra sociedad. Pero, en las ciencias sociales, la física de la sociedad legada por Comte no fue tan productiva, aunada a un marcado pesimismo hacia su objeto de estudio: la sociedad venezolana. Augusto Mijares lo describe agudamente en su obra: La interpretación pesimista de la sociología hispanoamericana. Sea desde la corriente liberal, sea desde la corriente marxista, al venezolano se le concibe como un proyecto por hacer, un ser que hay que corregir, en otras palabras, civilizar. Quizás, y seguro es así, no podemos culpar a la clase intelectual de mediados del siglo XX, porque es difícil escapar de los sesgos que se heredan, pertenezcan o no a una ideología determinada. Como diría Kuhn, el progreso de la ciencia se produce en esas rupturas, en esas discontinuidades del mismo ejercicio establecido de la ciencia, no por el cambio en sí mismo de los paradigmas, sino por las preguntas que emergen en esas rupturas, que tienen que enfrentarse a la resistencia. La resistencia, en el campo de la ciencia, es ese espacio increíble que somete a examen todas las certezas validadas. Ahora bien, en las ciencias sociales, querer realizar investigación social sin el mundo social no tiene sentido; porque, finalmente, no hay ciencia, ni universidad que la haga, sin un mundo que estudiar. Para Hannah Arendt, el pensamiento y su actividad están en el mundo de lo humano; Edmund Husserl, comprendió que los objetos en el mundo tienen sentido, en cuanto cumplen su finalidad en el mundo de la vida; recientemente, para Alejandro Moreno, no hay práctica social o comunitaria fuera del mundo y vida en unidad que la produce. Finalmente, ¿en Venezuela se pueden hacer preguntas en la investigación social y universitaria fuera de nuestro mundo-de-vida? Sí, y todas conducirán a la misma conclusión: intervención y trasformación como reemplazo de la realidad humana que habita el mundo. Pero, en esto, Augusto Mijares tuvo mucha intuición, al preguntarse por lo afirmativo venezolano, eso que le pertenece y lo distingue, eso que no ven los hacedores de cenizas, caracterizados por una visión pesimista, que no tiene ninguna esperanza en la sociedad venezolana, o por una visión optimista, que elogia al venezolano desde el vacío, sin ningún fundamento. Por esto, las palabras de Mijares nunca fueron tan vigentes en la investigación que se realiza en las ciencias sociales de nuestras universidades venezolanas: «Si de nuestra historia no sacamos ninguna lección dinámica, no hay por qué suponer que la encontraremos en otra parte».
Moreno, A. (2016). Antropología cultural del pueblo venezolano I. Fundación Empresas Polar. https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/publicaciones/libros/antropolog%C3%ADa-cultural-del-pueblo-venezolano/
1 Doctor en Educación y Posdoctorado en Ciencias Sociales. Docente de la Escuela de Trabajo Social, el Programa de Posgrado en Gestión de Investigación y Desarrollo, el programa de Posgrado de Economía de la Universidad Central de Venezuela, en las áreas de Metodología de investigación social, epistemología y filosofía de la ciencia. Investigador del Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno.
Xiomara garcia
noviembre 12, 2023Felicitaciones por sus aportes Dr. Flores. Entonces podemos hablar desde otro enfoque, como es descontruir la ciencia en Venezuela para construir al sujeto nuevo de la investigación en las universidades venezolanas?