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Para poder hablar sobre el tema del título de esta nota debemos comenzar citando a un autor francés, el sociólogo Pierre Bourdieu y sus conceptos de “capital cultural[1]” y “habitus[2]”. Desde la visión de este autor, la socióloga estadounidense Annette Lareau, realizó su estudio publicado con el nombre de “Infancias desiguales[3]” donde explora cómo las diferencias en las prácticas de crianza de los hijos entre las clases sociales impactan en las trayectorias educativas y las oportunidades de vida de los niños. Lareau identifica dos estilos de crianza distintivos que nombra (basado en los trabajos de Pierre Bourdieau): crianza concertada (o armonizada) y crianza no armonizada.
La crianza concertada, predominante en las familias de clase media, aparece como una alta participación de los padres y madres en la vida de sus hijos. Los mayores establecen expectativas elevadas, fomentan la independencia y la autonomía, y brindan a los hijos diversas oportunidades de enriquecimiento, como actividades extracurriculares y viajes. En la crianza no armonizada, estilo más común en la clase trabajadora o popular, se presenta una menor participación de los progenitores debido a las limitaciones de tiempo y recursos. Los adultos en el núcleo familiar tienden a delegar la crianza de los niños en las instituciones y la comunidad, y ponen mayor énfasis en la socialización y la obediencia.
Es interesante observar cómo los hallazgos de Lareau se complementan con el concepto de “entorno de control[4]” del también estadounidense, psicólogo, Julian Rotter, descrito en su trabajo seminal “La teoría del aprendizaje social”. Si bien ambos conceptos se centran en la influencia del entorno familiar, el entorno de control de Rotter se enfoca en las características estructurales del hogar, mientras que Lareau pone énfasis en las dinámicas interpersonales y las prácticas de crianza específicas. Es importante destacar que la visión del entorno de control no siempre considera las desigualdades sociales que pueden afectar el desarrollo y comportamiento de los niños.
Tomando en cuenta todo lo anterior podemos ahora analizar las contribuciones del psicólogo, sacerdote salesiano de origen español, y nacionalizado venezolano, Alejandro Moreno Olmedo, a la comprensión de las diferentes familias venezolanas. Este autor abordó por más de veinticinco años el conocimiento comprensivo del mundo-de-vida popular venezolano (ver por ejemplo “La familia popular venezolana[5]”). En artículos ya publicados en esta bitácora[6] hemos ahondado sobre el concepto de hendidura de Moreno Olmedo, “ la hendidura que existe en la sociedad venezolana (y yo añadiría por extensión, que en la sociedad latinoamericana) entre las élites más o menos modernas y lo que llamamos “pueblo”, se está refiriendo a una sociedad que, aunque aparentemente homogénea, en realidad representa dos posiciones, culturas o maneras de interpretar el mundo. Lo anterior trae por consecuencia que cuando las élites hablan de educación para lograr la modernidad y el anhelado desarrollo, lo hacen desde una óptica cultural diferente a lo que entenderían “las masas”, precisamente aquellas hacia las que iría dirigida esa educación”. Aunque Moreno Olmedo se alínea con las observaciones de Lareau en lo relativo a las clases sociales, pone un mayor énfasis en los roles de género y la dinámica dentro de las diferentes estructuras familiares, aportando una perspectiva culturalmente relevante sobre estas tendencias y sus implicaciones para las experiencias de los niños.
Al integrar estos tres marcos podemos obtener una comprensión matizada de cómo las estructuras familiares, las desigualdades sociales, y las prácticas de crianza interactúan para dar forma a las infancias, y por ende al desarrollo de los futuros ciudadanos. El estudio de Lareau destaca la importancia de las prácticas de crianza en la reproducción de las desigualdades. El concepto de entorno de control nos ayuda a comprender cómo las características específicas del entorno familiar pueden influir en el desarrollo de los niños; y el análisis de Moreno Olmedo aporta una perspectiva culturalmente relevante sobre las tendencias de las estructuras familiares y sus implicaciones para las experiencias de los niños en Venezuela.
Es mucho lo que tenemos por investigar en nuestra sociedad. Es hora de iniciar en la universidad venezolana esfuerzos colaborativos y concertados de largo plazo para generar el conocimiento requerido para que la educación contribuya más efectivamente con nuestro desarrollo y la generación de ciudadanía en nuestro medio.
Referencias
[1] Su obra está dominada por un análisis sociológico de los mecanismos de reproducción social. Bourdieu hace hincapié en la importancia del capital cultural y simbólico en esta reproducción y critica la primacía otorgada a los factores económicos.
[2] Teoría que trata de demostrar que los agentes sociales desarrollan estrategias, sobre la base de disposiciones adquiridas por la socialización, el bien y el inconsciente, y se adaptan a las necesidades del mundo social,
[3] El libro ha tenido un impacto significativo en la sociología de la educación y en el campo de la política educativa (más de 13,000 citas desde su aparición en 2018); Lareau, A. (2018). Unequal childhoods: Class, race, and family life. In Inequality in the 21st Century (pp. 444-451). Routledge.
[4] El Locus de Control es un rasgo central de personalidad que se define por la creencia del sujeto en la responsabilidad que tiene sobre su propio actuar. El locus de control puede ser “interno” o “externo”. En el primer caso, supone un grado significativo de independencia personal y mayor capacidad de logro. En el segundo caso supone lo contrario
[5] Moreno Olmedo, A. (2007). La familia popular venezolana (Vol. 15). Universidad Católica Andres Bello. (citado por 31); Moreno Olmedo, A. (1995). La familia popular venezolana. Curso de formación sociopolítica, 15. (citado por 204); Moreno Olmedo, A. (2016). Antropología cultural del pueblo venezolano. Fundación Empresas Polar.
[6] https://bitacora.interconectados.org/sobre-modernidad-desarrollo-informacion-y-hendiduras/
Zuly Del Fiaco
julio 1, 2024Saludos. Este artículo nos invita a pensar sobre la la educación marcada por los modelos familiares que se van reproduciendo de generación en generación; por ejemplo, las adolescentes que se embarazan muy temprano tendrán hijas que lo hagan del mismo modo, es decir reproducen los mismos comportamientos y frente a ello, la escuela puede hacer muy poco, dado que su función se ha debilitado o no es capaz de comunicarse de forma tal que pueda ayudar a romper esquemas culturales.
AndrewTorres
julio 1, 2024Saludos! Sí hay mucho de lo que escribe Zuly e incluso me recordó la Temática que estuvo presentándonos Chegoyo Álvarez en el grupo Whatsapp hace unas semanas sobre La Educación Popular y El Camino Danés Hacia la Educación sin Violencia, y es que con la situación social tan dañada en nuestra Venezuela debemos redoblar esfuerzos y aplicar re-ingenierías para “sobrevivir”a este Siglo XXI porque estamos aquí “parados” pero muchos de nuestros Indicadores Socio-económicos retrocedieron varias décadas y eso nos hace Perdedores y debilita las Ventajas Comparativas y Competitivas que tuvimos hace años. AT
Rosibel Grisanti
julio 16, 2024Un tema de mucho interés para quienes realizamos estudios de doctorado, porque nos ubica en una realidad que es insoslayable cuando se hace investigación en el ámbito de las ciencias sociales. El entorno de nuestro país debe tomarse muy en cuenta al momento de desarrollar una investigación doctoral, de manera de poder conocer los problemas sociales y de qué manera pueden participar los ciudadanos en buscar soluciones. De esta suerte, formar un equipo de investigación en el sitio de los acontecimientos, con los propios actores, ofrece un abanico de posibilidades para ofrecer soluciones posibles y que se mantengan en el tiempo. Y qué mejor manera para realizar una investigación de este estilo que conocer el papel de la familia venezolana en la educación, tomando como referencia esa excelente obra del padre Moreno, a la que se refiere este interesante artículo.
Luis Ordóñez
julio 17, 2024La gran pregunta en los actuales momentos es si están en condiciones para acometer este tipo de proyectos los diferentes programas doctorales en nuestras universidades. El problema no solo es de actitud para la colaboración, lo es también de disponibilidad de tiempo o recursos tecnológicos y financieros.