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Las investigaciones colaborativas y el problema de los liderazgos

Son muchas las etapas o momentos a ser considerados cuando pretendemos realizar investigaciones interdisciplinarias en una comunidad ciudadana. La siguiente figura intenta resumir algunos de estos momentos en las etapas iniciales de una investigación colaborativa:

Más allá del involucramiento de docentes-investigadores (momento 1, en la gráfica), nos encontramos con la necesidad de incorporar en los equipos de investigación a miembros de esa comunidad (dirigentes, vecinos, técnicos y estudiantes, momentos 2 y 3) de manera de garantizar su participación en el proceso de toma de decisiones y participación apropiada a fin de estar informadas del curso y resultados de la investigación y, muy importante, que la investigación resulte relevante para esa comunidad y que los resultados sean aplicados a la misma. También es necesaria la generación de espacios para adquirir las competencias requeridas para realizar eficientemente las diferentes tareas requeridas por el proyecto (momento 4); del mismo modo, necesitamos momentos de socialización destinados a facilitar las interacciones entre los diferentes miembros integrantes del equipo de investigación (momento 5).

Así, no es de extrañar que una necesidad a ser considerada en las investigaciones colaborativas es la rotación de liderazgos (aunque sobre este punto existen posiciones encontradas) en función de las experticias de sus miembros y de los momentos específicos en que se encuentra el desarrollo del proyecto, sobre todo si aceptamos que los diferentes integrantes del equipo de investigación, tanto por su origen (ciudadanos en las comunidades, estudiantes y asistentes de investigación, científicos por disciplina, o dirigentes vecinales), como por su campo de experticia, tienen imágenes preestablecidas de lo que debe ser y cómo se debe ejercer el liderazgo.

Si a lo anterior añadimos el elemento TIC, requerido para mantener información fluida en el sistema en situaciones reales, donde el docente está en su universidad, el alumno es transportado desde distancias remotas, el dirigente se encuentra en la capital del municipio y la vecina trabaja en horario diurno, podemos comenzar a captar en toda su dimensión los problemas de coordinación y liderazgo que se pueden encontrar en el curso de un proyecto de esta naturaleza. Es por eso que debemos decir, citando a Granell de Aldaz y Malpica (1999) que “…en el entorno actual no basta que el investigador posea los más actualizados conocimientos en su especialidad. Hoy los investigadores deben adquirir, reforzar o modificar sus destrezas personales. La realidad moderna exige al investigador manejarse en ambientes de alta incertidumbre, turbulentos y cambiantes, en los cuales hay que abrir camino a la innovación, la flexibilidad, el riesgo y la habilidad para trabajar en equipos de manera eficiente. Se precisa de formación para ejercer el liderazgo”.

Una manera de atacar el problema buscando su solución es la de aceptar las diferentes motivaciones de las personas (ninguna superior a las demás) de que nos habla McClelland, las que se motivan a la afiliación, los que las motiva el logro y los que son motivadas por el poder. Otro factor a ser considerado es el de cómo generar confianza entre los miembros del equipo, a todos los niveles, el sentimiento de que uno puede confiar en la palabra y las acciones de otra persona y que esa persona tiene la intención de cumplir lo ofrecido, pero particularmente entre aquellos llamados a dirigirlo en los diferentes momentos de la investigación, la difícil relación entre liderazgo y confianza. Entender las motivaciones (y necesidades) de cada participante, debido a que puede haber motivaciones muy diferentes entre los mismos, obliga a llegar a entendimientos claros acerca de cuál es el objetivo principal, de manera de que todos halen en la misma dirección (pero permitiéndole cierta latitud para explorar los intereses individuales). El otro punto, de generar confianza evitando que algún participante se beneficie de una manera inapropiada del trabajo colaborativo parte de la base de que todos los grupos deben colaborar y todos se deben beneficiar de la colaboración. Esto requiere que la colaboración funcione como una orquesta, donde ningún instrumento debe faltar ni ninguno debe sobrar.

Estos son factores importantes a ser tomados en cuenta a la hora de estructurar equipos colaborativos eficientes para resolver algún problema o realizar alguna investigación en comunidades sociales, y por lo tanto, es imprescindible el que sean incorporados por todos los que quieran realizarlas, con mayor razón cuando las mismas ocurren en forma virtual, utilizando las TIC, por razones de dispersión geográfica o imposibilidad de coincidir temporalmente. Quedarían por tratar muchos otros puntos, tales como los inventarios de expectativas de los participantes, los marcos temporales, las responsabilidades y compromisos, y las recompensas a ser obtenidas por los involucrados, pero estos serán temas a ser analizados posteriormente.

No puedo terminar sin agradecer a Jose Esparza por su contribución en tiempo y experticia a la preparación de la presente nota, aunque, por supuesto, asumo responsabilidad total por su contenido.

Le invitamos a expresar su opinión y considerar la posibilidad de adelantar sus investigaciones dentro del marco general de nuestra red colaborativa.

1 Comentario
  • amparo142d
    febrero 22, 2019

    Ciertamente, en todo equipo debe existir un conductor que se gane el respeto y confianza del grupo. Un verdadero Líder, debe comenzar por el ejemplo, logrando la transformación de las personas hacia la colaboración

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