La forma como nos organizamos en nuestro medio latinoamericano se encuentra entre las características que dificultan utilizar adecuadamente la web. Acostumbrados a reunirnos en grupos, con líderes claramente definidos y que marcan las pautas de conducta del resto de los asociados, es difícil sacar el máximo provecho a una actividad tan altamente individual cual es la búsqueda de información para aquello que nos interesa.
Si dependemos de lo que los líderes consideren “importante”, “interesante” o de moda, difícilmente están dadas las condiciones para explorar independientemente las enormes posibilidades de la web. En forma similar, una vez descubierta una información que nos interese, se hace sumamente difícil, en nuestra cultura, buscar fuera de nuestros círculos regulares a otras personas interesadas en la misma actividad, por aquello de que no pertenecen a nuestro grupo, “no hemos sido presentados”, o tantas mecanismos de exclusión que aplicamos en el día a día para mantener la cohesión grupal, o que utilizan los “líderes” para mantener su control.
Hacemos esta reflexión por lo que hemos venido observando en el corto tiempo que se ha venido desarrollando nuestro CAMEL Emprendimientos cooperativos en conectividad y su comparación con otros cursos masivos dictados en otras latitudes. En primer lugar el tiempo de incubación para registrarse en el curso es más largo, entre el tiempo que tarda en divulgarse la noticia, y el tiempo que se analiza la misma (¿se consulta al grupo?), los registros en este tipo de curso suelen tardar un poco más que en lugares con culturas del tipo: “me interesa, me registro, averiguo y si no me gusta me retiro”.
Por otra parte, una vez registrados en el curso, la participación en ejercicios que implican mostrar algo de nosotros mismos (dar un mini CV, por ejemplo), o acercarse a otros participantes para organizar equipos de trabajo para actividades específicas toma más tiempo que en situaciones similares en otras latitudes. Y no es solo desconfianza, es timidez, es falta de costumbre.
Es bueno en este punto recordarle a los interesados en convertirse en emprendedores que existen básicamente dos conformaciones en el origen de los equipos requeridos: la integrada por individuos con similares experticias, ingenieros de alta tecnología, grupos de contadores, etc., donde todos realizan tareas similares en ambientes altamente integrados. Y aquellos equipos conformados por personas de diferentes profesiones y experiencias, integrados para moverse con mayor eficiencia en ambientes complejos. En ambos casos siempre es un problema el generar desarrollos que integren individuos en base a afectividad, trátese de parejas, o de amigos de toda la vida, este tipo de relaciones pueden verse afectadas por la dinámica del emprendimiento, o pueden, a la inversa, afectar el emprendimiento en caso de alterarse las relaciones.
Tener presentes estas realidades a la hora de tratar de manejar y desarrollar la cultura colaborativa que debe prevalecer al interior de la organización que se genera para intentar un emprendimiento es fundamental, es pasar de ser un grupo a convertirse en un equipo exitoso. Ese es el reto para los que, en esta parte del mundo, deseamos aprender a utilizar al máximo las herramientas que nos ponen a la disposición las tecnologías digitales.
Carmen Mota
mayo 6, 2012Muy ciento estoy esperando ver las ideas de negocios de los compañeros de curso, con excepción de Raquel, para ver donde me puedo ubicar y hacer equipo.
Zaida Castillo
marzo 8, 2017Que interesante como toda relación tiene su “psicología” me vi retratada en la explicación anterior, me gusta ir al grano en una conversación y a veces peco de poco comunicativa, haré mi esfuerzo respectivo.