En el marco del X Foro Invertido, Claudio Bifano detalla sobre los cambios en la orientación, el propósito y el contexto de la universidad y la importancia de buscar un equilibrio entre la universidad institucional tradicional, generadora de conocimientos y la irruptiva del conocimiento utilitario, con más capacidad de generar recursos.
A continuación, el resumen de la ponencia
LA UNIVERSIDAD QUE QUEREMOS CONSTRUIR SI QUEREMOS SER UN PAÍS MODERNO
Claudio Bifano
Profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela
Individuo de Número de la Academia de Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales
I.-Nuevos retos de la Universidad.
En los tiempos actuales se ha producido una masificación de la educación como respuesta a la creciente demanda de formación especializada que ha obligado a los estudiosos del tema a ampliar la visión sobre la función y la responsabilidad de la universidad y de la formación académica que debe ofrecérsele a los jóvenes después de la educación media.
Se afirma que el desarrollo productivo actual no está centrado en el dominio de una o más disciplinas, sino en la solución de problemas y que el dominio de la información es más importante que la generación de conocimiento.
Teniendo esto en cuenta se plantean cambios en la orientación, el propósito y el contexto de la universidad. El cambio de orientación apunta a privilegiar la investigación aplicada en alianza con las empresas. El cambio de propósito consiste en generar y utilizar el conocimiento como fuente de ingresos para la universidad, propiciar la universidad emprendedora, la explotación comercial del conocimiento que genera y a la incubación de empresas. Por su parte, el cambio de contexto postula una universidad capaz de competir en la sociedad del conocimiento y de la información, a través de ofertas en red. Se privilegia la enseñanza basada en problemas, en proyectos y en casos centrándose en las demandas de mercado, que favorece el conocimiento de interés inmediato.
II.- A la luz de este panorama y en búsqueda afanosa de soluciones rápidas para la puesta en el mercado de nuevos productos o servicios, se afirma que la investigación debe estar enfocada a aplicaciones técnicas que apunten a los resultados que se persiguen y aúpa el carácter inter y transdisciplinario de esas soluciones. Pero es imprescindible recordar que las universidades, si se les quiere llamar tradicionales, siempre han dirigido sus esfuerzos en dar respuestas concretas y de largo aliento a la búsqueda de un crecimiento sostenible que tienda a disminuir la brecha de desigualdad social.
Vemos con preocupación que se tiende a desvirtuar la validez de la investigación básica que en tiempos pasados se conocía como “desinteresada”, y pareciera que la universidad que inculca el pensamiento crítico en los jóvenes, cimentado en una fuerte base de conocimientos esenciales, que son la esencia de la universidad tradicional, va perdiendo terreno ante el empuje de una oferta académica que privilegia la capacitación en destrezas técnicas.
De ocurrir esto las universidades corren el riesgo de ofrecer a los alumnos solo la posibilidad de seguir carreras de moda con posibles réditos comerciales, mientras dure la necesidad de la experticia que ofrecen. Sin embargo, bien entendidas las dos visiones no son necesariamente contrapuestas, pueden convivir y ser productivas en la medida en que no se banalice la razón de ser de la educación y de la investigación, convirtiéndolas en simple búsqueda de información, muchas veces escasamente validada. Creemos que es indispensable mantener un eficiente balance entre la institucionalidad universitaria tradicional y la irrupción del conocimiento utilitario que reside extra muros.
III.- Durante unos sesenta años ha estado pendiente la discusión abierta sobre el quehacer general de las universidades venezolanas y creemos firmemente que no debe retardarse más. Es necesario que la sociedad y la comunidad académica, con la mirada puesta en un futuro mejor que esperamos alcanzar muy pronto, emprendan una seria discusión interna sobre la realidad de nuestras universidades que tenga en cuenta las orientaciones que hemos esbozado en las líneas anteriores y el análisis de varias prácticas que se han enquistado en el quehacer de nuestras universidades públicas como: a.- La estabilidad indefinida de los profesores después de alcanzar el nivel de asistente en el escalafón y de los estudiantes soslayando el reglamento de repitientes. b.-La carencia de un sistema de evaluación para el personal docente y de investigación que justifique su permanencia. c.- La elección de autoridades amparadas en intereses políticos y grupales. d.- La dependencia exclusiva del presupuesto que otorga la nación para el funcionamiento, e.- La homologación de sueldos para el personal docente y de investigación independientemente de su rendimiento, entre otros.
IV.- Es indispensable organizar una discusión que siente las bases de una política universitaria basada en valores académicos que erradique los vicios que se han enquistado durante unos sesenta años, que esté ajustada a necesidades de la sociedad y del sistema de producción de bienes y servicios para que la universidad pueda incorporarse de manera más efectiva al proceso de desarrollo del país.
Para saber más:
Gustavo Duarte-Ortiz1,2,3 • José Ricardo Navarro-Vargas. Sobre las universidades de primera, segunda y tercera generación. http://www.scielo.org.co/pdf/rfmun/v62n3/v62n3a17.pdf
https://www.iesalc.unesco.org/los-futuros-de-la-educacion-superior/
https://www.iesalc.unesco.org/2021/05/26/informe-sobre-el-futuro-de-la-educacion-superior-preve-respuestas-colectivas-y-holisticas-a-los-retos-mundiales/
Boletín InterConectados diciembre 2024
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