Se entiende por hendidura, según el DRAE, a un corte en una superficie o en un cuerpo sólido cuando no llega a dividirlos del todo. De acuerdo a lo anterior, cuando el profesor Alejandro Moreno nos habla de la hendidura que existe en la sociedad venezolana (y yo añadiría por extensión, que en la sociedad latinoamericana) entre las elites mas o menos modernas y lo que llamamos “pueblo”, se está refiriendo a una sociedad que, aunque aparentemente homogénea, en realidad representa dos posiciones, culturas o maneras de interpretar el mundo. Lo anterior trae por consecuencia que cuando las élites hablan de educación para lograr la modernidad y el anhelado desarrollo, lo hacen desde una óptica cultural diferente a lo que entenderían “las masas”, precisamente aquellas hacia las que iría dirigida esa educación.
En un proceso que se podría resumir en tres artículos del Padre Moreno, Hendidura, Modernidad y Extra-Modernidad generados a partir del estudio de una institución religiosa, se describe el hallazgo de la presencia en nuestro medio de dos realidades que coexisten, y que se puede graficar de la siguiente manera:
En palabras del propio Moreno. “Estos son sólo algunos rasgos seleccionados de entre muchos. Las diferencias no son simplemente de hábitos, de costumbres o de educación. Son verdaderas, objetivas y reales maneras absolutamente distintas de ubicarse en el mundo, de percibirlo, de sentirlo, de vivirlo y de hacerlo, esto es, de hacer la vida en él. Por eso se llama mundo-de-vida… El mundo-de-vida, esto es, la práctica total del vivir de una sociedad en un tiempo histórico determinado, ejercida espontáneamente”.
Lo anterior tiene importantes consecuencias si dirigimos la atención a las posibles relaciones entre educación y ciudadanía en nuestra sociedad y cómo es manejada la información en nuestro medio (obtenida, procesada y utilizada para toma de decisiones). En una nota anterior nos preguntábamos si existe una relación entre la incorporación de tecnologías digitales y lo cultural en nuestras sociedades, de igual manera hemos intentado buscar mecanismos para facilitar el proceso modernizador de nuestra educación, como cuando nos hemos referido al mecanismo para empoderar al estudiante y al docente para entonces empoderar al ciudadano, asumiendo desde nuestra perspectiva la forma como se procesa la información y la comunicación en nuestro medio. Pero, si la misma es cultural dependiente, entonces se hace obligatorio el estudiar mas a fondo y concebir los procesos desde ese YO relacional del que nos habla Moreno.
Imágenes como la que hemos utilizado para ejemplificar las relaciones de poder en base a la información y comunicación deberán ajustarse al menos para considerar que el tipo de información, y el tipo de comunicación, pudieran ser diferentes en los dos mundos ubicados a ambos lados del hiato cultural.
Será por eso que a quien denominamos como impotente en nuestro esquema del 2012 solo lo es en realidad en su relación con el mundo moderno (desarrollado), sin importar cuales son sus percepciones y posibilidades en el entorno social (cultural), en el que se desenvuelve regularmente.
Interesantes reflexiones pueden salir de aquí, sobre todo para los políticos y sus organizaciones, si es que están realmente comprometidos con los ideales de transformación social para alcanzar niveles mas elevados de calidad de vida en sus poblaciones objetivo. Del interesante intercambio con Jose Alvarez-Cornett, quien me descubrió toda esta veta del Padre Moreno, retomo la frase: “El individuo moderno rompió en su momento con el mundo-de-vida medieval cuyo significado y sentido de fondo era la relación jerárquica, el vínculo entre los seres humanos que eran definidos no por sí mismos sino por su origen o condición de pertenencia”. Esto es contrario a la modernidad, y los partidos modernos venezolanos nacen para acelerar ese proceso, pero a su vez eran dirigidos por individualidades que ya habían nacido en esa cultura moderna. No en balde Romulo Betancourt, fundador del partido Acción Democrática y padre de la democracia representativa venezolana, era hijo de canarios.
Nos preguntamos como serán los descendientes criollos del nuevo mestizaje criollo-europeo, sobre todo si existen diferencias cuando el padre fue europeo o cuando la madre era la que portaba esa cultura. ¿Se ha estudiado en nuestro medio? El saberlo, ¿afectaría la forma en que deberíamos entender la educación y/o la política?. Puntos estos que debemos considerar a la hora de replantear la política en nuestra sociedad.
Referencia citada
Ordóñez Vela , L. A. (2012). Cultura participativa y conectivismo: algunos retos para la investigación latinoamericana. In Diálogos y desafíos euro-latinoamericanos: ensayos sobre cooperación derecho, educación y comunicación (pp. 286-305). Ediciones Uninorte.
Boletín InterConectados diciembre 2024
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