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La migración y lo inherente a la especie humana. Para tener en cuenta al definir políticas públicas.

“Existe una guerra inevitable y perpetua entre el honor, la virtud y el deber, los productos de la selección de grupos, por un lado, y el egoísmo, la cobardía y la hipocresía, producto de la selección individual, por el otro”. Con estas palabras describe Edgar O. Wilson en su libro  La conquista social de la tierra, una de las consecuencias esperadas del proceso evolutivo en humanos.

Sin pretender estar de acuerdo con las imágenes literarias utilizadas por el autor, lo cierto es que existe la posibilidad permanente de conflicto  entre la tendencias individuales y las sociales en todo individuo. Si lo tratamos de analizar desde la visión del que acaba de salir de sus espacios habituales por razones de migración, podemos imaginar la enorme posibilidad de alternativas a la hora de elegir entre aislarse del nuevo medio a donde ha llegado, integrarse a él, dejar atrás totalmente el ambiente de donde ha salido, o tratar de mantener vínculos por encima de la distancia. En este abanico de posibilidades es importante que el país de origen defina muy bien lo que desea a la hora de generar políticas públicas con relación a los emigrados.

Si nos referimos en particular a los investigadores académicos migrantes, aquellos profesionales formados para la exploración científica que poseen, además de conocimiento, las herramientas necesarias para generarlo en forma sistemática, el esfuerzo por implementar políticas públicas debe ser aún mayor, pues solo con más conocimiento podremos evitar en el futuro cometer los errores que produjeron la emigración en una primera instancia.

Políticas orientadas a la repatriación de los migrantes, o a su incorporación a equipos colaborativos para que, aun permaneciendo en el extranjero, puedan participar desde la distancia en los procesos necesarios para el desarrollo de su país de origen, son requeridas, y las mismas solo podrán ser eficientes si se generan con los migrantes 

El gran reto es transformar la posible pérdida de capital humano significado por la salida de talento de alto nivel, en ganancias de capital social que motiven y dinamicen los procesos de cambio positivo indispensables. La labor es de todos y puede ser liderada por aquellos migrantes que asuman la condición social a la que se refería Wilson en su libro.

Wilson, E. O. (2012). The social conquest of earth. WW Norton & Company.

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