Es cierto que el contacto directo es imprescindible todavía en nuestro medio. Pecariamos de deterministas si desechamos el «contacto directo»; las masas de ciudadanos de escasos recursos en el país no tienen aún acceso fácil a internet y aquellos que lo tienen (en su gran mayoría) por razones de educación y cultura no se aprovechan de todas sus posibilidades (ni los universitarios logran aun usarlo eficientemente). Ahora bien, los teléfonos inteligentes le llegan a todos: instagram, twitter y otros llegan rápido en nuestro medio. Lo justo y necesario es acompañar al contacto directo con otras estrategias basadas en internet. El “contacto directo” con los votantes es uno de esos mitos de la democracia latinoamericana que puede ser calificado como “macondista”(el creer que por imaginarnos algo ya lo hemos logrado): todos lo deseamos y creemos por ello que se logrará automáticamente, en lugar de ponernos a analizar el sistema democrático y las tecnologías a nuestra disposición a fin de lograr la ansiada comunicación entre representantes y sus electores en base a reflexión y acción consciente. A continuación algunas consideraciones preliminares:
En primer lugar debemos reconocer que estamos inmersos en una sociedad autoritaria y de estructuras verticales, donde además se practica permanentemente la “insularidad”(… cada unidad, división, departamento o subsecretaría trabaja como una isla separada). De allí que resulte casi imposible lograr contactos directos “entre iguales” (léase entre ciudadanos) en forma natural. Así, no es de extrañar que encontramos que el “bajar línea” es la forma normal de comunicarse los partidos políticos a su interior, lo cual corresponde a la ya mencionada tendencia cultural a estructuras verticales y autoritarias. Igualmente, al analizar las páginas web de los partidos políticos venezolanos (Ordoñez y Ordóñez, 2004,2005; Castillo y Ordóñez 2009) encontramos que el mismo concepto permea el diseño de su interacción con la web. Es necesario entonces desarrollar estrategias de redes sociales virtuales que logren balancear estas tendencias preexistentes.
Adicionalmente, y derivado también de nuestras características culturales, se nos hace mas fácil utilizar las relaciones “de confianza” que los sistemas puestos a nuestra disposición por las instituciones. Así, nos encontramos con que es poco utilizado, para establecer relaciones funcionales entre los representantes y sus electores, el sistema de representatividad democrática que arranca desde el nivel local, con los concejales municipales, pasa por el nivel regional con los diputados a los Consejos Legislativos Regionales, hasta llegar al nivel nacional con los diputados a la Asamblea. ¿No sería más lógico el contacto permanente y normalizado entre los diputados nacionales, los regionales y los locales? De esta manera pudieran generarse mecanismos de agregación de problemas, convertidos en temas para la decisión de políticas públicas sobre los cuales deberían informar los responsables en los diferentes niveles. El principal enemigo de esta alternativa es la ya mencionada “insularidad”, que hace que cada una de estas instancias trabaje en forma aislada, al menos a la hora de dar frente a las demandas ciudadanas, y pudiera ser también, al menos parcialmente, resuelto con el uso intensivo de internet.
Tomar en consideración estas realidades podría ayudarnos a modular y colocar en perspectiva los esfuerzos enfocados exclusivamente a “muchas” asambleas, con “muchos” ciudadanos, pensando que puede llevarnos a tener una idea clara de las necesidades y aspiraciones de esos ciudadanos (5 (días a la semana) X 30 (vecinos por reunión) X 4 (semanas al mes) no es igual a “mucho contacto”). Pero sobre cada uno de estos puntos nos estaremos refiriendo en detalle en notas posteriores.
Referencias mencionadas en el texto:
Castillo, R. y Ordóñez V., LA (2009)Los partidos polìticos venezolanos y su estrategia de aproximación a Internet: una mirada no tecnológica. Temas de Comunicación, Nº 18, 153-174.
Ordóñez Sambrano, LA y Ordóñez Vela, LA (2004) Los partidos políticos venezolanos e internet, Debates IESA, IX, 3, 49-52
Ordóñez Sambrano, LA y Ordóñez V., LA (2005) Bajar línea: la incomunicación organizacional de los partidos polìticos venezolanos. Comunicación (Centro Gumilla) Nº 130, 36-43,
Pedro Charlita
enero 12, 2016Hola Don Luis, muchas gracias por el envío de ese par de valiosos materiales que le prometo saborear en los próximos días y comentárselos.
Saludos,
Pedro Charlita
febrero 11, 2016Para incrementar la efectividad del uso del internet en las interacciones diputados-electores es preciso ir derribando las barreras que obstruyen el flujo de información desde y hacia ambos sectores, a través de acciones precisas. La dirigencia política debe construir mecanismos alternativos de información como los creados en el pasado reciente y que han tenido mucho éxito. Está el caso de Periscope, aplicación que puede ser instalada en dispositivos móviles y la página unidadvenezuela.org que el 6D obtuvo un record de visitas y sigue funcionando con mucho éxito. A eso se añade el uso cada vez más intenso de redes como Twitter, Facebook e Instagram. Por otro lado los ciudadanos deben agruparse para recibir y compartir información de primera mano y hacer llegar sus inquietudes a diputados y concejales. Ejemplo de esta iniciativa es La Fuerza es la Unión, “espacio de encuentro de las organizaciones de la sociedad civil, los partidos políticos agrupados en la Mesa de la Unidad y cualquiera que se sienta capaz de organizar grupos en su entorno. Esta iniciativa pretende sumar a todos los venezolanos que queremos un cambio, ésta mayoría que está convencida que tenemos el mejor país y merecemos que funcione mejor”. Se trata de que cada persona se convierta en un multiplicador de mensajes como vocero de la red.