Además de requerir atención permanente por parte de los interesados, el proceso de evaluar las políticas públicas debe realizarse de manera tal que permita ir en el tiempo realizando los ajustes o reconsideraciones necesarias a fin de lograr los resultados esperados.
Como se puede apreciar en la gráfica que ilustra esta nota (tomada del texto de Dunn), este análisis es complejo y tiene varias etapas marcadas por procedimientos específicos que requieren la intervención de especialistas, tales como las de: estructuración de problemas, monitoreo, evaluación y prospectiva para poder llegar a la recomendación, previo a la toma de decisiones propiamente dicha.
Con frecuencia, en momentos coyunturales, ambientes improvisados o con poca experticia técnica, surge la tendencia a lo que llamamos el “cortocircuito del operativo”, tomar decisiones de política basadas en subjetividades (las ideológicas son el mejor ejemplo) o experiencias atropelladas. Nada mas aventurado, ya que por lo general las consecuencias son negativas para los procesos que se pretende mejorar, con resultados producidos al azar y que impiden correcciones posteriores basadas en la racionalidad técnica que debería orientar estas acciones. Desafortunadamente, Latinoamérica está llena de ejemplos de esta forma de cómo no hacer política de altura.
Zuleima Corredor
septiembre 15, 2016Totalmente de acuerdo con usted prof. Luis, lamentablemente Venezuela ha caído ya en el absurdo… Las decisiones se basan en la ocurrencias del presidente en cadena nacional… No digo más!