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Conocimiento y políticas públicas: una experiencia citadina

Luego de tener que sufrir el calvario de estar once horas (si, 11 horas!!) en cola, esperando poder adquirir gasolina para mi vehículo (solo en la Venezuela actual, claro), de las cuales seis fueron sin movimiento alguno, solo esperando el inicio del proceso, y cinco más para poder llegar al punto de expendio (mi vehículo era el 34 en la lista), me he sentido obligado a recordar y aplicar la expresión que mi madre utilizaba con mis hermanas en algunas ocasiones: No llore, !diga una grosería!. En lo que sigue va encerrada una grosería en estilo académico.

¿Cómo es posible que un ciudadano se vea obligado a pasar once horas en el espacio de cuatro manzanas de una de las zonas mas agradables, variadas y seguras de una ciudad sin poder conseguir un baño donde realizar sus necesidades fisiológicas?, ¿Donde queda el urbanismo y la planificación urbana, las ordenanzas y los servicios públicos cuando la fuerza pública es utilizada solamente para cerrar negocios por pasarse de la hora, o facilitar a individualidades favorecidas el saltarse el orden en una lista de espera, sin consideración a las necesidades básicas de la ciudadana? Algo está fallando muy seriamente en nuestra visión de lo público y la acción correspondiente. Trataré de explicarlo brevemente utilizando la siguiente imagen, resumen de una presentación en video de tan solo 11 minutos de duración que invito al lector interesado a ver cuando guste.

el esquema desarrolado en el video

Si la ciencia y la tecnología no son más que nuestras estrategias para construir conocimiento en el mundo y la política es nuestro bagaje de estrategias para accionar sobre, y transformar, ese mundo, en principio debería ser posible insertar conocimiento en la política al hacer confluir las estrategias para conocer con aquellas diseñadas para transformar ese mundo. En otras palabras cambiar las relaciones entre conocimiento e ignorancia, que se reúnen en forma compleja en la ciudad (por ejemplo) dentro de un medio generado por lo histórico, el sentido de lugar y el capital social construido en el tiempo y con ello generar con y por los ciudadanos, utilizando estrategias de simulación, los escenarios futuros donde podamos escoger los mas deseables y trabajar para lograrlos. Ese mundo ideal esta representado en el viejo deseo de incorporar la racionalidad técnica en la toma de decisiones de política (ver por ejemplo nuestra charla Una aproximación a los emprendimientos sociales desde la universidad en América Latina (12 minutos de duración)).

La realidad es mucho mas compleja y, desafortunadamente, el conocimiento ha sido manejado en forma muy simple tradicionalmente, es así como el uso de poder, la cultura, y los intereses individuales van a dificultar el lograr cosas tan sencillas teóricamente como el pensar que, si los ciudadanos deben estar confinados en tiempos de pandemia, pero se ven obligados a hacer colas de once horas para echar gasolina, deberán proveerse mecanismos para la disponibilidad de baños públicos en la zona urbana en cuestión. El resolver este tipo de situaciones en forma individual representa la antítesis de ciudadanía y de aquello que es civitas (citando a Borjas, 2001): “Es decir, la ciudad es intercambio, comercio y cultura. No es solamente “urbs”, es decir, concentración física de personas y edificios. Es “civitas”, lugar del civismo, o participación en los quehaceres públicos. Es “polis”, lugar de política, de ejercicio de poder.). Y esto si lo podemos llamar nuestro si ayudamos a construirlo!!!

Si desea consultar mas notas en esta bitácora sobre este tema le invitamos a visitar:

 

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