A la hora de colaborar en equipos de trabajo, bien sea para adelantar emprendimientos, realizar investigaciones o en general para desarrollar tareas específicas en un ambiente determinado es imprescindible luchar por lograr la cohesión interna del equipo responsable. Sin embargo, la colaboración positiva esta sujeta a fuerzas centrífugas muy fuertes, nos recuerdan Stöckli, Wiesmann y Lys autores de la Guía para investigaciones colaborativas trans-frontera.
En su segunda pregunta de la guía, los suizos nos recuerdan que cada participante en un equipo colaborativo está sujeto a diferentes factores culturales y presiones sociales que actúan en contra de la eficiencia de la colaboración. Incluyendo las exigencias de las organizaciones a que pertenecen los participantes, así como a las agendas públicas o privadas de las mismas, al igual que las diferentes maneras de entender a lo que aspiran los posibles beneficiarios de los esfuerzos, lo cierto es que se deben utilizar explicitamente estrategias para contrabalancear las fuerzas que tienden a romper el equipo.
Entre las estrategias recomendadas se incluyen:
- Desarrollar responsabilidades y controles compartidos
- Reforzar la visibilidad de cada uno de los integrantes del equipo
- Tomar decisiones en base a información conocida y discutida
- Formar alianzas fuertes que permitan conocer lo que piensan las partes
De manera que lo recomendable es aceptar que todo equipo formado por miembros provenientes de diferentes organizaciones y orígenes está sujeto a fuerzas disociativas y que esto debe reconocerse y enfentarse en forma racional. Solo aceptando este tipo de limitante es posible avanzar en la generación de una cultura colaborativa eficiente en los espacios de interacción digital.
Boletín InterConectados diciembre 2024
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